Hola, soy Víctor Corrales y tengo síndrome del impostor. Ahora en mi mente he escuchado "hola Víctor" al más puro estilo de una terapia grupal. Y es que, al fin y al cabo, esto se apalanca en un miedo, o en varios más bien, es decir, usa el miedo como motor.
¿Qué hago yo escribiendo esta newsletter? ¿A quién he sobornado? A Sarah, pero eso es otro tema. Escribo esta newsletter porque me encanta escribir, me encanta hablar de producto y me encanta probar cosas nuevas. No puedo evitar pensar en Joey en ese capítulo de Friends donde se come el trifle de Rachel. Junto a Joey hay otra voz que no para de decirme:
"Tú no tienes ni idea de cómo hacer esto, no finjas, no sabes, no puedes".
Es la voz del síndrome del impostor. ¿Es cosa mía o tengo demasiadas voces en mi cabeza? Bueno, esto lo dejo para otra Product Letter.
A mi síndrome del impostor lo llamo Navidad. ¿Por qué? Porque cada vez que aparece o me habla me gusta decirme "oh, dulce Navidad, estás ahí" y con esto puedo girar las emociones que orbitan en torno a esta presión. Es un concepto que saqué de PNL (Programación Neurolingüística) donde cambio una serie de emociones desagradables por otras agradables desdramatizando mediante el uso del humor. ¿Cómo? Usando alguna frase o cambiando el tono de voz por el de los pitufos. Ba Dum Tss! Después ya tendré tiempo de analizar esas emociones desagradables para aprender qué querían decirme.
¡Ojo cuidao'! Niñas y niños, no apaguen sus emociones por favor, tienen sentido evolutivo y están ahí para ayudarnos, eso sí, no dejéis que tomen el control del barco.
Sobre mi Navidad (recuerda, mi síndrome del impostor o SDI a partir de ahora para abreviar) me gustaría compartir dónde tiene su origen, qué tipos hay y cómo podemos usarlo a nuestro favor, partiendo de la base de que no sé absolutamente nada y todo lo que pueda saber sobre mi Navidad son creencias en las que voy a rascar.
Para no perderte las próximas editoriales, suscríbete a la newsletter A Product Letter. El primer miércoles de cada mes, en tu correo 💌
Como decía antes, es un miedo, o una combinación de varios, relacionado con el perfeccionismo y un sentimiento de inferioridad o sentimiento de incapacidad de afrontar determinados retos por falta de conocimientos. Pero, ¿realmente nos faltan esos conocimientos? No lo creo, pero como los damos por sentado no les prestamos atención y nos genera culpa, y como hemos crecido entre premios y castigos la culpa nos lleva a creer que merecemos un castigo o que no merecemos un éxito. Lo que sí sé es sobre los miedos, esa emoción que nos avisa de los peligros incluso aquellos peligros irreales o imaginarios.
¿Cómo lo siento yo concretamente? Aparece por ejemplo cuando estoy escuchando algún podcast de producto o emprendimiento, o hablando con algún compi que lidera producto, alguien que ha montado su propio negocio, o haciendo alguna formación y de repente siento que no tengo ni idea de nada, que estoy muy lejos de tener esos conocimientos. Me vienen pensamientos del tipo “no tienes ni idea”, “cómo vas a hablar de eso si no sabes”, “todo lo que haces es falso porque usas trucos o trampas para aparentar que sabes”, o “se van a dar cuenta que no sabes nada de esto”, y estos pensamientos van golpeando mi mente como una bola de demolición. Cuando esto ocurre me bloqueo, me siento verdaderamente frágil y lo único que busco por instinto es un lugar en el que ocultarme, hacerme un ovillo y llorar hasta que todo pase. Generalmente, todo esto ocurre en fracciones de segundo, dejando los posos de una flojera mental interesante hasta que pongo en práctica los recursos que comentaré al final.
Vamos a ver cómo definen el SDI los profesionales, nuestros amigos de Entiende Tu Mente:
Es cuando sientes que los éxitos que estás teniendo, que las cosas buenas que estas consiguiendo en vez de ser el resultado de tu esfuerzo y de estar haciendo las cosas bien, vienen un poco por azar y tienes la sensación de estar engañando, de ser un impostor frente a aquellos que reconocen tu éxito y en cualquier momento se pueden defraudar si descubren "la verdad". Cuando pasa esto, la persona que se siente un impostor realmente tiene un sufrimiento y un miedo casi ansioso porque tiene la sensación de que puede ser descubierto en cualquier momento. No es consciente de sus logros, siempre los imputa al azar, siempre los imputa a "bueno, me han ayudado", "bueno, me ha venido por casualidad" pero no hay ni un autorreconocimiento.
Mónica González, Life Coach y CEO de RoomBox
Tiene que ver con el sentimiento de inferioridad y la autoestima. Habitualmente, el SDI viene de personas que no tienen una autoestima clara, realista, que no saben esas 4 ó 5 cosas en las que son buenos y por las que los demás les valoramos. No son conscientes de ellas, es decir, todos tenemos 4 ó 5 factores diferenciales, cosas que nos hacen grandes ante los demás, que nos hacen únicos además, pero hay personas que no son conscientes de ello.
Luis Muiño, Psicoterapeuta y divulgador científico
Por otro lado, Paco Crespo, CPO de Thiga, en un artículo reciente nos baja a tierra a este compañero silencioso desde el punto de vista del Product Manager. Al tratarse de un rol relativamente nuevo, la tendencia a no tener claras las funciones del PM, el sentimiento de falta de utilidad, el esfuerzo por entender cómo podemos aportar mayor valor a nuestra empresa/producto realizando "x" funciones, junto con la presión del entorno preguntando cosas como "¿Cómo vas con el desarrollo? ¿Todo bien? ¿Cuándo lo vas a tener? ¿Crees que estará para hoy? ¿Hoy salimos a pro, no?" detonan inevitablemente nuestro SDI.
El "Síndrome del impostor" sí que es un problema porque nos quita tiempo para diseñar una buena estrategia de producto y definir unas buenas features iterables y escalables. Entonces, o bien porque la empresa no sabe muy bien cómo definirnos las mejores funciones para ser productivos o bien porque a veces nosotros mismos vamos al lado más tangible de la balanza, el "Síndrome del impostor" ya no solo nos afecta a nivel emocional, si no que también impacta en nuestra productividad del día a día.
Paco Crespo, CPO en Thiga y Director de Thiga Academy
Ahora vamos a volar a México, al otro lado del charco, para escuchar la poderosa voz de Luis Ramos (emprendedor, conferenciante, experto en marca personal y coach de resultados) en su podcast Mentor 360, donde nos habla de miedos y limitaciones orientado a la marca personal, y cataloga 5 tipos de comportamientos relacionados con las competencias que detonan el SDI:
¿Te identificas con alguno de estos tipos? ¿Con todos? Con todos. Yo también.
Como dice Luis Ramos, el SDI tiene que ver con cómo definimos el éxito. ¿Tú cómo defines el éxito? Para mí se trata de hacer lo que quiero, cuando quiero, como quiero, con quien quiero y desde donde quiero. ¿Ambicioso? Se trata del éxito, no puede ser menos que eso. El SDI en definitiva nos ataca cuando nos desconectamos de nuestro éxito y de todo aquello que hacemos que puede ser considerado exitoso.
Es importante en este punto entender que nadie nace con el SDI, el SDI se hace, se va construyendo a lo largo de nuestra vida, pero sobre todo en nuestra infancia. Normalmente nos influye mucho el entorno cuando somos pequeños. Luis nos habla de posibles causas del SDI:
Fórmate con profesionales top en el Curso de Product Manager de Thiga Academy
Para no perderte las próximas editoriales, suscríbete a la newsletter A Product Letter. El primer miércoles de cada mes, en tu correo 💌
Luis Muiño nos plantea lo siguiente:
Ser capaz de saber que tú eres bueno en unas determinadas cosas que son factores incondicionales y que probablemente están debajo de tu trabajo, es decir, que ese éxito que estás teniendo se debe a algo que tú das por descontado, ¿por qué lo das por descontado? Porque siempre lo has tenido. Sé consciente de todo lo que sabes, de todo lo que te has preparado. Ahí hay evidencias racionales que nos dicen que no es suerte.
Desde mi punto de vista no debemos luchar o guerrear con el SDI. Mi Navidad y yo nos llevamos bien. Somos amigos y como todo amigo con el que tienes mucha confianza a veces se pasa de la raya. Cuando eso ocurre no permito que me paralice, que me bloquee o me impida seguir con mi vida o mi trabajo, o al menos trato de hacerlo. Si me paraliza o me lleva a la procrastinación (consecuencia natural de un SDI) tiendo a recitar en voz alta todas esas habilidades que considero mis poderes o fortalezas y a buscar herramientas para luchar contra la procrastinación y no tanto contra mi Navidad. Considero que un SDI sano, que no nos paraliza ni bloquea, que nos permite cuestionarnos, ser autocríticos, nos puede servir como Pepito Grillo, obligando a darle una vuelta de tuerca más a nuestros conocimientos para asegurar el éxito.
Veamos ahora las 3 soluciones prácticas y accionables que Paco Crespo nos propone en su artículo:
Tienes talentos y habilidades que no recuerdas que tienes porque al vivir contigo mismo se convierten en cotidianos. Valórate. Tanto si crees que puedes como si no puedes, tienes razón.
Ahora que lo pienso, ¿hemos hablado de producto? ¿Crees que hablar del SDI es hablar de producto? Como Product Managers, sobre todo como profesionales que hemos ido rebotando por roles y profesiones hasta llegar aquí desde cientos de backgrounds diferentes, es casi inevitable tener a ese octavo pasajero susurrando y agitando nuestras inseguridades. Sí, pienso que desde el lado de las Soft Skills trabajar nuestro SDI nos ayuda a hacer un mejor producto.
Espero que hayas disfrutado de mi primera Product Letter, yo al menos he disfrutado mucho escribiéndola. Muchas gracias por tu tiempo, tu atención, tus comentarios, tus referencias, tu actitud, tu alegría, tu sonrisa, tu existencia y sobre todo muchas gracias a tu síndrome del impostor por estar ahí ayudándote a ser mejor profesional.
Las referencias para profundizar
Experto en Marca Persona, Luis Ramos nos acompaña en este capítulo como mentor para retarnos sobre nuestros miedos, limitaciones, síndrome del impostor, procrastinación y sobre todo... ¡mucha energía! ¡Pasa a la acción!
Foto de Hannah Wei en Unsplash